Las ventas de bicicletas eléctricas han estado creciendo a un ritmo vertiginoso, incluso antes de que comenzara la pandemia de COVID-19. Pero desde que comenzó la pandemia, las ventas de bicicletas eléctricas se han disparado. En USA, por ejemplo, indican una tasa de crecimiento para las bicicletas eléctricas del 240% en los 12 meses previos a julio de 2021, en comparación a sólo un 15% para las bicicletas convencionales.
Si bien la pandemia revirtió varios años de caída en las ventas de bicicletas no eléctricas y finalmente envió a la categoría de nuevo a la senda de crecimiento, las bicicletas eléctricas vieron su crecimiento actual duplicarse, triplicarse e incluso cuadriplicarse en muchos casos.
La mayor facilidad y economía de las bicicletas eléctricas ha convencido a muchos conductores y usuarios del transporte público a cambiarse a las dos ruedas.
Si bien los estudios han demostrado que las bicicletas eléctricas aún pueden ofrecer casi tanto ejercicio como las bicicletas de pedales (y, a veces, incluso más, lo crea o no), el beneficio adicional de la asistencia de pedaleo significa que los ciclistas no se presentan al trabajo empapados de sudor como ciclistas de pedal típicos.
Las bicicletas eléctricas con acelerador habilitado, como las KULL, han llevado esa ventaja un paso más allá, ofreciendo la capacidad de viajar en bicicleta a velocidades de hasta 35 km/h con un mínimo o incluso ningún pedaleo. Y dado que las bicicletas eléctricas con acelerador también cuentan con asistencia de pedal, los ciclistas siempre pueden confiar más en la potencia del pedal para agregar tanto ejercicio como deseen. Esas ventajas se suman a los enormes ahorros de tiempo de viaje que ofrecen las bicicletas eléctricas en las áreas urbanas, donde las ciclovías ofrecen atajos rápidos más allá del tráfico.
¿Has considerado subirte a una bicicleta eléctrica para recreación o como alternativa a los viajes en auto o Transantiago?
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